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jueves, enero 31, 2013

La encrucijada de Hipólito Mejía

El Ing. Hipólito Mejía se encuentra en una seria encrucijada, la cual es el producto de sus propias acciones, y de las acciones de la falta de visión de algunos de sus más cercanos seguidores, los cuales lo han llevado al punto en donde se encuentra en estos momentos. Aunque los seguidores del Ing. Hipólito Mejía culpan a Miguel Vargas Maldonado de ser el culpable de que éste no llegara a la Presidencia del país, la verdad es que los únicos culpables de este hecho los son el propio Mejía, y aquellos "viejos robles", quienes le aconsejaron no llegar a un acuerdo con el Ing. Miguel Vargas Maldonado, luego de haber concluido el proceso de la convención del PRD.
Embriagados por la victoria interna y por los números que mostraban la mayoría de las encuestas que se realizaron en aquel entonces, los dirigentes que componían el núcleo más cercano a Hipólito lo convencieron de que el iba a ganar las elecciones, y que para lograrlo no necesitaba del concurso de Miguel Vargas Maldonado, puesto que entendían estos que la mayoría de los seguidores de Vargas se iban a integrar a la campaña de Mejía de todas formas. Por lo que no había necesidad de hacerle ninguna concesión a Miguel.
Al Ing. Hipólito Mejía solo le interesaba ser Presidente, por lo que no dudamos de que si hubiera sido por Hipólito, este habría llegado a un acuerdo con Miguel Vargas Maldonado, para que este permaneciera al frente del PRD, y para llegar a un posible acuerdo para que el Ing. Vargas Maldonado fuera el candidato del PRD en las elecciones del 2012.
El problema para que este acuerdo no se diera fue el resultado de la negativa de los viejos robles del PRD, a que el Ing. Miguel Vargas Maldonado siguiera al frente del PRD, ya que este no le daba la importancia que estos creen merecer.
Es estilo de Miguel Vargas no hizo muchos amigos en ese núcleo del PRD, por lo que estos hicieron su propósito número uno, el sacar a Miguel Vargas de la Presidencia del PRD.
El guión escrito por los más cercanos colaboradores de Hipólito Mejía parecía perfecto, y todo indicaba que se iba a materializar a la perfección.
El Ing. Hipólito Mejía iba  a alcanzar la primera magistratura. El Ing. Miguel Vargas Maldonado iba a ser removido como Presidente del PRD. Los más cercanos colaboradores de Mejía se iban a alzar con la dirección del partido, y los viejos robles iban a recuperar el espacio y el poder que habían perdido bajo el control de Vargas Maldonado.
Solo hubo un "pequeño" problema con lo que los consejeros de Hipólito Mejía nunca contaron, y con el que todavía se les hace sumamente difícil de lidear: Estos nunca se prepararon para que Hipólito Mejía perdiera las elecciones, ni mucho menos para encontrarse, como se encuentran ahora, sin la Presidencia y sin el partido.
Aquí cabe el decir popular de que al Ing. Hipólito Mejía y a sus más cercanos colaboradores les pasó como a Chacumbele: "Ellos mismitos se mataron".
El Ing. Hipólito Mejía y los viejos robles, los cuales se niegan rotundamente a pasar al retiro de la política dominicana han acusado a todo el mundo de su desgracia, menos a los verdaderos culpables: "Ellos mismos".
Pregonan a todo pulmón que la única salida al "tranque" que ellos tienen es la Convención. Pero se les olvida que no puede pedir ir a una convención quien de hecho y de derecho ya no pertenece al PRD.
Esto es algo que Hipólito y los demás dirigentes no pueden asimilar. Pero es algo que al final tendrán que hacer, ya que como dijo el Ing. Miguel Vargas Maldonado, el entendimiento entre él y el sector que encabeza Hipólito Mejía es imposible.
La división del PRD es un hecho que nadie va a poder cambiar. Sin importar los muertos y los heridos que esta realidad pueda ocasionar.
Autor: Luis A. Caridad Ceballos
Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado no caben en un mismo Partido, y como el PRD está bajo el control legal de Vargas Maldonado, no le queda de otra a Hipólito y sus seguidores, que no sea el crear otra organización política, o alearse a otro partido que lo lleve de nuevo como candidato presidencial.
No hacerlo, sería tan solo prolongar lo inevitable.

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