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martes, diciembre 18, 2012

Creciente delincuencia alarma a la ciudadanía

NO SE MIDE AÚN QUIÉNES SON LOS CULPABLES DE LA ACTUAL SITUACIÓN 
Los dominicanos están tan atosigados por la delincuencia creciente y temeraria que ha provocado muertes y heridas incontables últimamente, que han perdido el aprecio por los derechos humanos. Callada o abiertamente muchos piden liquidar a los delincuentes.
Aunque no se ha medido quienes tienen la culpa de la situación que afecta la reputación exterior del país, que antes era un destino tranquilo y placentero para el turismo, principal fuente de ingreso, difícilmente no culparían a los políticos que han descuidado la seguridad.
Las voces que se oyen en las calles son de alarma, como también el lenguaje violento que comienza a escucharse desde la madrugada por la radio y la televisión y todavía tarde en la noche tiene espacio en un griterío en el cual hay reclamos serios pero también agitación.
El problema de la violencia creciente no es privativo de la República Dominicana; es en alguna medida importado por el auge que ha tenido el tráfico de la droga y las debilidades de los estados para hacer frente a las regulaciones migratorias sobre el ingreso de extranjeros.
En cada uno de los últimos casos de desmantelamiento de redes de narcotraficantes, como el que acaba de hacer el DNI y la Procuraduría General, el cabecilla es un extranjero, en el caso un ciudadano colombiano que vivía aquí por algún tiempo sin que notaran sus actividades.
Tras el anuncio del DNI y la PGR se escuchó a algunos publicistas políticos discutir por qué no estaba en la pesquisa la DNCD, institución que informó conocía el caso. Se dejaba de lado lo medular del asunto, una preocupación del presidente Medina y los mandos militares.
Mejía artillado
El ex presidente Hipólito Mejía declaró espontáneamente la semana pasada que tenía su ametralladora cerca y que se inquietaba cuando no la veía aceitada; una declaración estrambótica, quizás otro gazapo verbal por razones políticas, algo no tan apropiado en la voz de un estadista.
Contrario a ese aspaviento de quien está custodiado por un regimiento encabezado por un mayor general, el presidente Medina se desplaza semanalmente por los pueblos del interior del país con escasa escolta. En contraposición, a Medina al fin lo llamarán el guapo de San Juan.
Los que llevan las cuentas de los infortunios en el régimen de Mejía recordaron que durante el mismo se dispensó del visado a los ciudadanos de algunos países sudamericanos productores de narcóticos, con el alegato de que era la mejor manera de atraer el turismo.
Se recuerda también que el Consulado General de la RD en Nueva York fue autorizado a tramitar de manera expedita los permisos de porte y tenencia de armas de forma que los interesados no tuvieran que viajar al país, con lo cual se incrementó el armamentismo.
Los que acusan al régimen de Mejía mencionan siempre que acunó al capo Quirino Ernesto Paulino, quien fue ingresado de manera privilegiada en el Ejército Nacional y ascendido pese a la advertencia que en su momento hizo el secretario militar, José Miguel Soto Jiménez.
La secretaría de Interior y Policía, contrario a su misión fue convertida en una agencia recaudadora del Estado, que luego fracasó en la implementación del programa Barrio Seguro y que no vigila junto con Migración el ingreso, estancia y tránsito de los extranjeros excepto haitianos.
Desarmar el país
Desarmar el país fue una tarea que pudieron haber acometido los políticos desde hace mucho tiempo cuando llegaron noticias de que el narcotráfico de Sudamérica estaba presente en Haití. Los desacuerdos y la incomprensión de los políticos no permitieron la decisión.
Ahora cada tíguere de las calles tiene su arma de fuego o aspira a la misma. Por ello asaltan todos los días a los ciudadanos que tienen razones para poseerla y a los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Con esas armas atracan y matan sin piedad ninguna.
Como el público está hastiado de los crímenes que se cometen a diario y que este año han aumentado al decir del jefe de la Policía, mayor general Polanco Gómez, piden armarse y reclaman que le den para abajo a los delincuentes, como solicitaron hace días algunos diputados.
Los Estados Unidos acaba de ser objeto de un acontecimiento que provocó una conmoción mundial al ser asesinadas 26 personas, 20 niños y 6 maestros en la escuela primaria de Newtown, Connecticut, por parte de un joven en cuya casa adoraban las armas de fuego.
Ahora, después de la tragedia, en ese país algunos congresistas están pidiendo el control de las armas de fuego, en contradicción con la defensa que hace la Asociación Americana de Rifles que patrocina uno de los negocios más lucrativos del país tolerado por los políticos.
En la pasada campaña electoral de RD se habló del tema de la seguridad, pero ningún candidato ofreció legislar para controlar el porte y la tenencia de las armas de fuego excepto para aquellos ciudadanos que tuvieran alguna riqueza, que no es el caso de los delincuentes de la calle.
Hay quienes creen que se hace tarde porque el narcotráfico y delitos conexos han tomado tal fuerza que se amparan en las autoridades, como acaba de ocurrir en Colombia, donde un general muy prominente fue condenado  a  tan solo 13 años  de cárcel  en  una corte norteamericana, porque cooperó.

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